
FERIA DE SAN SEBASTIAN
Cada año, al iniciar el mes de enero, el corazón de Azuero late con fuerza desde un rincón lleno de historia y tradición: Ocú. Allí, en medio de montes, ganado y tambor, se levanta con orgullo la Feria de San Sebastián, una celebración que va más allá de lo festivo. Es una feria que se siente, se vive y se recuerda.
Desde su primera edición en 1965, esta feria se ha consolidado como uno de los eventos más importantes del calendario cultural panameño. Su magia no está solo en la diversidad de actividades, sino en el alma de cada ocueño que la organiza, la celebra y la transmite con pasión.
Quien llega a Ocú durante la feria no es simplemente un visitante, sino un invitado de honor que descubre el sabor de una tierra generosa. Allí se mezclan los aromas del arroz con pollo, el sancocho y las torrejitas de maíz nuevo con la frescura de las frutas locales como la yuca, la mandarina y la naranja. La gastronomía, como cada rincón de esta feria, es una declaración de identidad.
Los pabellones agropecuarios se llenan de vida con la exposición de ganado de alta genetica, donde los productores muestran con orgullo el fruto de su esfuerzo y tradición ganadera. Las artesanías, con el sombrero ocueño como emblema, invitan a conocer la creatividad, el arte y la historia tejida en cada hilo.
Pero la feria también es tambor y pollera, es el alma campesina reflejada en las presentaciones de los Manitos Ocueños, es el Matrimonio Campesino, es la risa del niño en los juegos mecánicos, es la destreza ecuestre en la gran cabalgata en honor a San Sebastián. Cada acto es una postal viva de nuestras costumbres.
Con una afluencia que supera los 30,000 visitantes, la Feria de San Sebastián no solo es un motor cultural, sino también un impulsor económico que activa el comercio, el turismo, la hotelería y la gastronomía de toda la región.
Desde la Alcaldía de Ocú y el Patronato de la Feria, se trabaja con esmero para que cada edición mantenga el equilibrio entre la tradición y la modernidad, entre el arraigo cultural y la innovación. A pesar de los retos, como la situación ambiental del Lago de la Feria, el compromiso de la comunidad y las autoridades sigue firme en preservar esta joya cultural.
Ven a Ocú. Vive la feria. Viste tu alma de tradición y deja que el tambor y la historia te abracen. Porque en Ocú, la cultura no se muestra... ¡se vive!











