
El Cerro Tijera se alza majestuoso como la corona natural de Ocú, un faro para los amantes de la naturaleza y la aventura. Con sus 612 metros de altura, representa el punto más elevado del municipio , ofreciendo una experiencia inigualable de conexión con el entorno.
Este imponente cerro se distingue por su forma ovalada y su cima predominantemente rocosa, que contrasta vívidamente con la densa vegetación tropical que cubre sus faldas y laderas. Esta exuberante cubierta vegetal no solo embellece el paisaje, sino que también sirve de refugio a una rica y diversa fauna silvestre. Es común para los visitantes escuchar los potentes llamados del mono aullador, observar al venado cola blanca cruzando los senderos, o encontrarse con el escurridizo conejo pintado y el vistoso carpintero de montaña. La presencia de una gran variedad de especies de mariposas revoloteando entre las copas de los árboles añade un aura mágica a este espacio natural. La mención consistente de estas especies específicas en diversas fuentes destaca un ecosistema único y próspero. Esto va más allá de una simple afirmación sobre la "biodiversidad"; es una lista tangible de vida silvestre que los visitantes pueden esperar observar, lo que hace que la descripción sea más vívida y atractiva para aquellos interesados en la observación de la fauna y el ecoturismo.
El Cerro Tijera es un destino ideal para quienes buscan aventura y la fotografía de paisajes. Ofrece rutas perfectas para caminatas ecológicas, senderismo guiado y recorridos en vehículos 4x4, prometiendo una experiencia inmersiva en la naturaleza [initial description]. Si bien la descripción inicial menciona "rutas perfectas", la información sobre senderismo en general sugiere que los visitantes pueden esperar diferentes tipos de senderos, desde rutas cortas hasta las que requieren mayor esfuerzo y habilidad. Esto implica que las rutas podrían estar diseñadas para distintas capacidades, y que la experiencia puede ser enriquecida con elementos como paneles interpretativos o señalización clara, lo que transforma la simple caminata en una actividad ecoturística más estructurada y segura. Desde la cima, los visitantes son recompensados con una vista panorámica impresionante de todo el valle de Ocú, una experiencia que alimenta el cuerpo, la mente y el espíritu [initial description].
La comunidad de Ocú y las autoridades locales demuestran un firme compromiso con la preservación de este tesoro natural. La oficina regional del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) en Herrera, con el apoyo de voluntarios ambientales y funcionarios de la alcaldía de Ocú, ha llevado a cabo importantes labores de restauración forestal en el Cerro Tijera. Durante estas jornadas, se han plantado pinos caribeños (Pinus caribaea) en las laderas del cerro, una especie adecuada para suelos degradados, que además proporciona un hábitat vital para numerosas especies silvestres y contribuye a la producción de agua. Estas acciones proactivas de conservación y limpieza, más allá de ser un mantenimiento rutinario, demuestran un compromiso con el turismo sostenible, asegurando que la belleza natural y la biodiversidad se mantengan para las generaciones futuras. Este enfoque subraya que el Cerro Tijera no es solo un lugar de belleza natural, sino un ejemplo de gestión ambiental activa.
Para quienes anhelan respirar aire puro y reconectarse con el entorno, el Cerro Tijera es una parada obligatoria, una invitación a explorar la majestuosidad natural de Ocú.

